¿Cómo es posible que el planeta se esté calentando y que al mismo tiempo haya olas de frío? Aunque te parezca extraño, la verdad es que SÍ, las olas de frío son perfectamente compatibles con el cambio climático que estamos padeciendo y que eleva la temperatura media de nuestro planeta año tras año. De hecho, es un ejemplo perfecto de los eventos extremos que vamos a experimentar de manera cada vez más intensa, con más frecuencia y en lugares más inesperados.

Aunque la relación entre el clima y la meteorología es muy estrecha, ambas son disciplinas diferentes: El clima estudia las diferencias a lo largo del año de temperaturas y lluvia, y con series de datos de un mínimo de 30 años, muestra las diferencias de clima por ejemplo entre Galicia y Almería. La meteorología estudia fenómenos concretos en el tiempo, por ejemplo si un día va a llover o hacer sol. A pesar de la diferencia de clima entre Galicia (húmedo) y Almería (árido), la meteorología puede mostrar que un día en concreto llueve más en Almería que en Galicia.

Aquí te explicamos en 3 claves, lo básico que tienes que saber sobre olas de frío y cambio climático para intentar convencer a tu cuñado negacionista (o al menos quedarte a gusto):

  1. Sí, el planeta se está calentando. La Tierra encadena décadas de aumento sostenido de temperaturas medias, la temperatura media del planeta sigue aumentando cada año, en 2022 fue 1,15ºC mayor que los niveles preindustriales (1850-1900), y 2015-1022 han sido los 8 años más cálidos desde que hay registros. De hecho, en España, 2022 ha sido el año más caluroso en 107 años, con 1,6 ºC más de lo normal. Recientemente estamos sufriendo algunos de los veranos más tórridos de la historia registrada: en 2022, más de 4.700 personas fallecieron y las olas de calor del verano ocuparon 41 días, la máxima duración hasta ahora.
  2. Este calentamiento global provoca que, en medio de una escalada global de temperaturas medias, se irán produciendo cada vez más eventos atmosféricos extremos y más intensos, como huracanes, inundaciones, olas de calor, grandes incendios forestales, etc. Aunque con una temperatura media más elevada, se producirán más eventos cálidos y menos fríos.
  3. No solo eso, sino que parece haber una relación entre el calentamiento global y las olas de frío en el hemisferio norte: el calentamiento del Ártico (cuatro veces más rápido que el resto del mundo) debilita y desacelera el vórtice polar ártico y la “corriente en chorro”, una corriente de aire a la altura de la estratosfera (15-50 km de altitud), que mantiene separadas las corrientes de aire polares de las templadas. El calentamiento del Ártico está reduciendo la diferencia entre las temperaturas frías del norte y las cálidas del sur, lo que da lugar a una corriente en chorro más débil y ondulante, que empuja el aire muy frío hacia el sur. Esas corrientes más onduladas hacen que lleguen más lenguas de frío hacia los trópicos en invierno, pero también olas de calor más largas y severas en verano. Estas lenguas de aire frío son las que producen episodios de mayor frío u olas de frío, o episodios como la gran borrasca Filomena que cubrió de nieve el centro de la Península Ibérica en 2021.
 

Sabemos lo que tenemos que hacer, tenemos las soluciones, que además de ser más baratas que no hacer nada, aportarán otros beneficios a la sociedad (por ejemplo, para cuidar la salud y salvar la vida de millones de personas).

La necesidad principal es reducir las emisiones de efecto invernadero muy rápido en esta década, porque cada gramo de CO2 que emitimos se queda en la atmósfera durante cientos de años. Para ello es imprescindible abandonar definitivamente el uso de combustibles fósiles: gas, petróleo y carbón, y que el gobierno acelere las políticas climáticas con el objetivo de alcanzar un 55% de reducción de emisiones en 2030. El ahorro de energía y las energías renovables son nuestras dos herramientas de oro para conseguirlo.

Lo gobiernos (ayuntamientos, comunidades autónomas y estatal) tienen mucha presión por parte de la industria fósil para no acelerar la transición energética, así que nos toca a la ciudadanía presionar para hacerlo, y conseguir un futuro mejor para todas.

Así que a tu cuñao preferido, ya sabes, dile que no venda todavía su abrigo, que aunque cada vez duren menos días al año, ¡todavía nos quedan inviernos muy fríos!

Imagen de archivo de la borrasca Filomena en 2021. Colmenar Viejo, Madrid, ©Greenpeace/Pedro Armestre