Activistas de Greenpeace han descolgado esta mañana una lona de 14 metros en la Puerta de Alcalá preguntándole a las personas candidatas a dirigir el país tras las próximas elecciones “¿el cambio climático os la suda?”. Así, en plena ola de calor, Greenpeace entra en la campaña electoral del 23J, señalando la urgencia de actuar ante la emergencia climática, la mayor crisis ante la que nos encontramos.

Desde la organización hemos formulado esta pregunta de manera clara y sin tapujos en medio de la campaña electoral para que los principales partidos políticos respondan y se comprometan en la lucha contra la crisis climática. Aunque las propuestas de los candidatos y la candidata tienen diferentes niveles de concreción y compromiso, lo vemos en sus expresiones en el cartel, queremos alertar de que la lucha contra el cambio climático tiene que ser un asunto central en las propuestas de todos los partidos, por su enorme relevancia para la sociedad y las próximas generaciones.

Sabemos que los próximos años son cruciales para ganar la batalla al cambio climático con una acción climática ambiciosa y sin distracción. Nos estamos jugando mucho en estas elecciones y debemos exigir que los partidos sean claros y nos digan qué liderazgo pretenden asumir, qué medidas concretas van a proponer y con qué recursos van a financiar la lucha contra la emergencia climática en nuestro país y en Europa.

Una acción política sin distracción para ganar el clima

El cambio climático ya está aquí y estamos sintiendo su impacto y consecuencias. España ya es uno de los países que más sufre el calentamiento global, tal y como revela el informe que Greenpeace presentaba estos días “Carrera climática contrarreloj: cambio climático y eventos meteorológicos extremos en España”, elaborado por la Unidad Científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unido). En el mismo, y a través de una revisión de las publicaciones científicas existentes hasta el momento, se detallan las tendencias y previsiones de los impactos futuros del cambio climático y los eventos meteorológicos extremos en España. El documento destaca que el ritmo de calentamiento en nuestro país es, y continuará siendo, más rápido que la media mundial, con sequías 10 veces peores que las actuales, pérdida de producción agrícola del 15% y una degradación severa de la vida en las ciudades, entre otros efectos.

Negacionismo y retardismo

La negación de la ciencia del calentamiento global y su origen en la acción humana, especialmente las emisiones de origen fósil, es algo de absoluta inmoralidad. ¿A qué oscuros intereses responde esta realidad que tergiversa el debate climático en tantos lugares? De sobra es conocido cómo las grandes petroleras, con Exxon Mobile a la cabeza, han ocultado durante décadas la verdad sobre el cambio climático de origen fósil y han regado de dinero campañas negacionistas basadas en ciencia fake. Líderes recientes como Donald Trump o Jair Bolsonaro han sido un claro ejemplo del avance de la agenda negacionista, que desgraciadamente también ha llegado a nuestro país. Es una agenda que distrae y cuyo coste lo están pagando fundamentalmente las comunidades en situación de mayor vulnerabilidad y la juventud.

Pero también nos parece tremendamente irresponsable cuando se mira hacia otro lado y se abraza el retardismo de la acción climática. ¿Cuántas justificaciones vemos de responsables políticos que se dejan llevar por la inercia de intereses y toman decisiones equivocadas como financiar nuevas explotaciones y terminales de gas, ampliar aeropuertos o fomentar la instalación de macrogranjas de exportación de carne – e importación de soja de zonas de deforestación -?

Por ello, no podemos aceptar que el negacionismo y el retardismo se apoderen de la agenda política para diluir la puesta en marcha de las soluciones que necesitamos. Este peligro está muy presente en plena campaña electoral. Lo vemos cuando hay partidos dispuestos a abandonar el Acuerdo de París del clima, a diluir la acción climática en falsas soluciones como el alargar la vida útil de las>centrales nucleares, o establecer “tasas” para la tramitación de energías renovables que recuerdan mucho al maquiavélico “impuesto al sol”.

Qué pide Greenpeace

En general, el consenso científico (IPCC) y político (Acuerdo de París) nos dice que la acción climática no se trata de una cuestión de derechas o de izquierdas, sino de responsabilidad, sentido común y de aprovechar una crisis para responder desde una mayor cohesión, democracia y solidaridad. Sabemos que poniendo en el centro las soluciones y cambios que necesitamos podemos atender la crisis climática y necesidades ciudadanas fundamentales como la salud, el coste de la factura de la electricidad, el bienestar en el campo y en las ciudades, la calidad del transporte público, la habitabilidad de las viviendas o las oportunidades de empleo.

No queremos quedarnos en el alarmismo y el catastrofismo. Queremos sumarnos a la ola de cambio y contestación de tantos grupos y activistas de todo el mundo. Sabemos que cambiar nuestra forma de vivir y de organizar socialmente la economía es algo complejo pero hay una enorme oportunidad para ganar en bienestar que no debemos desaprovechar. Por ello, desde Greenpeace hemos hecho llegar a los partidos políticos 125 medidas para afrontar sin distracción la crisis climática, por una vida mejor y con futuro. 

Estas propuestas buscan impulsar urgentemente una transición energética ciudadana, la protección de la biodiversidad, la democratización de la economía, la sostenibilidad social y ambiental de la Unión Europea y el avance en derechos y libertades para crecer en democracia y proteger el planeta. Asimismo, hemos pedido a la ciudadanía que se movilice por sus derechos y los de las futuras generaciones bajo el lema “vota por lo que más quieras”. Votar por el aire que respiras, por el agua que bebes, por una alimentación y un entorno sanos; votar por la educación, la sanidad y la vivienda. Y con ello, apelamos a una sociedad unida y solidaria para afrontar la emergencia climática.

Cada voto consciente cuenta y el momento es ahora. Las futuras generaciones te lo agradecerán.