Sábado 7 de octubre de 2023, Ciudad de Gaza. Tres generaciones de la familia Al Dos viven en el mismo edificio de tres plantas en el barrio de Al Zeitoun. Mohammad y su esposa, embarazada de nueve meses, están esa tarde en la planta más alta.

Y esto fue lo que les salvó la vida.

A las 20:20h, dos bombas lanzadas por las fuerzas israelíes destruyeron por completo el edificio donde vivían los Al Dos. Mohammad y su esposa sobrevivieron, pero otros 15 miembros de la familia no. Siete niños y niñas perdieron la vida en el ataque, incluido el hijo de cinco años de Mohammad. También Adam, un bebé de sólo 18 meses, que fue la víctima más joven.

“Mi esposa y yo tuvimos la suerte de sobrevivir porque estábamos en la planta más alta”, cuenta Mohammad. “Ella estaba embarazada de nueve meses y dio a luz en el hospital Al Shifa al día siguiente del ataque. Toda nuestra familia ha sido aniquilada.”

La historia de Mohammad me deja con el corazón encogido. Es dura y he dudado si contárla o no, pero he decidido hacerlo porque es un ejemplo de lo que están sufriendo muchas familias en Gaza con los ataques indiscriminados de las fuerzas israelíes. Un vecino de los Al Dos cuya casa también sufrió daños durante el ataque nos explicó que no habían recibido ningún aviso de las fuerzas israelíes. “Fue de repente, una explosión, nadie nos dijo nada”, afirmó. Familiares, vecinos y equipos de rescate tardaron más de seis horas en sacar los cadáveres enterrados bajo los escombros.

Tres días más tarde, Kamal Hijazi perdió a 12 miembros de su familia en otro ataque aéreo israelí contra su vivienda: su hermana, sus dos hermanos, dos cuñadas, dos primos y cinco sobrinos y sobrinas. “La casa de nuestra familia, de tres plantas, fue bombardeada a las 17:15h de la tarde. Ocurrió de repente, sin previo aviso; por eso estaban todos en casa”, nos contó Kamal.

A Ahmad Khalid al Sik, vecino de los Hijazi, también lo mataron en el ataque. Tenía 37 años y tres hijos pequeños, todos heridos. El padre de Ahmad nos explicó que iba a cortarse el pelo en la barbería, que está justo al lado de la entrada de su edificio. "Cuando Ahmad se fue para hacerse un corte de pelo, no podía imaginar que no volvería a verlo. El bombardeo fue repentino, inesperado. No hubo ningún aviso; la gente estaba ocupada en sus quehaceres diarios.”

Hay decenas de historias como estas.

Estamos trabajando para investigar y buscar testimonios como los de Mohammad, su vecino, el padre de Ahmad y de personas que han sobrevivido a los ataques continuos. Documentamos todo lo que nos cuentan y esto nos ayuda a confirmar, por ejemplo, que las fuerzas israelíes no tomaron todas las precauciones posibles con antelación a los ataques, como avisar debidamente a la población civil palestina. También que no había objetivos militares en ninguna de las casas ni en sus inmediaciones, por lo que estos ataques directos contra civiles podrían ser crímenes de guerra.

También investigamos y documentamos los crímenes cometidos por grupos armados en el sur de Israel. Uno de ellos se saldó con un número especialmente alto de víctimas civiles: el ataque contra el festival Nova Music, en el que murieron al menos 260 personas. Hablamos con un sobreviviente de 22 años. Tan pronto como se desató la conmoción corrió hacia una zona boscosa, donde cavó un agujero con las manos y se enterró entre los árboles, utilizando todo lo que halló cerca para cubrir su cuerpo. Se quedó allí seis horas, durante las que oyó disparos constantes. En un momento dado, levantó la cabeza lo suficiente como para ver a milicianos disparar por la espalda a personas que huían.

Queda mucho trabajo por hacer y no perdemos ni un segundo. El email es un poco más largo de lo que pretendía, pero hay mucho que contar.

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