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Dijous, 01 Mai 2025

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Ángeles López de Ayala

 

ARQUEOLOGÍA DEL FEMINISMO

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"Somos lo que fuimos y más de las que fuimos... contadnos e investigad nuestros pensamientos reflejados en estas columnas; ni una sola de nosotras abandonó su puesto; ni uno sólo de los principios sustentados dejó de vivir en nuestros corazones. Mujeres, y como tales, víctimas de prejuicios e injusticias sociales, nos unimos un día para combatirlos, levantando frente a la iglesia en la que pululan las mujeres, convertidas en siervas, la enseñanza liberadora de la conciencia, que llama a nuestras hermanas a la cátedra de la razón y la conquista de la igualdad”.

Belén Sárraga, La Conciencia Libre, 1905

 

Juan Giraldo, membre de la Societat d'Estudis de La Verneda de Sant Martí.

Publicat:

Las precursoras de la prensa feminista

La primera mujer de la que tenemos noticia que dirige una publicación periódica es la guipuzcoana Francisca de Aculodi, quien al enviudar en 1678 quedó al frente de la “Impresora de la muy noble y muy leal provincia de Guipúzcoa” por voluntad testamentaria de su esposo, hasta que sus hijos alcancen la mayoría de edad. Son las circunstancias las que determinan que esta mujer se ponga al frente de una publicación periódica por primera vez en la historia. Entre los años 1687 y 1689 publica y dirige "Noticias Principales y Verdaderas", una publicación quincenal que era una traducción de un periódico de Bruselas, incorporando algunos comentarios y noticias locales destinada al público masculino, único consumidor de la incipiente prensa.

Casi un siglo después tenemos en Cádiz, la capital más ilustrada y progresista de la España de Carlos III, a una mujer que publica porque quiere expresar sus ideas e inquietudes, respondiendo de paso a las opiniones misóginas expresadas desde “El Pensador” (Madrid 1762 – 1767) por José Clavijo y Fajardo. Beatriz Cienfuegos respondió publicando en 1763 “La Pensadora Gaditana”. Está considerada como la primera periodista y su periódico el primero que aborda el feminismo. En sus “pensamientos” se analiza el papel de las mujeres en el modelo social de la época con un carácter más reflexivo que noticioso. Plantea la necesidad de abrir un camino nuevo, sin tener que elegir entre la “sujeción penosa del matrimonio” o el perpetuo encierro del convento. Sus opiniones generaron críticas que llevaron a Beatriz a finalizar su publicación.

El testigo gaditano llega hasta Salamanca, donde lo toma Escolástica Hurtado Girón y Silva de Pico (Salamanca 1751) huérfana de veintiséis años que publica“La Pensatriz Salmantina” en 1777. Sigue el modelo establecido en “La Pensadora Gaditana”, en vez de “pensamientos” ahora son “ideas”, en las que se reivindica como mujer y como escritora. La publicación estaba dirigida no solo al público masculino, también a mujeres como la condesa de Francos, que se burlaba de sus capacidades literarias. Suscribe conceptos formulados por Beatriz Cienfuegos en su publicación gaditana. El hecho de que una mujer estuviera al frente de una publicación causaba tal extrañeza que tanto en Cádiz como en Salamanca corrieron rumores de que detrás de la publicación estaba un hombre.

Hay otro caso en el que una mujer se puso, otra vez en Cádiz, al frente de una publicación en el año 1811, durante la ocupación francesa. María del Carmen Silva, nacida en Lisboa en el último tercio del Setecientos, continuó la edición de "El Robespierre Español. Amigo de las leyes: o questiones atrevidas sobre la España" durante el tiempo que el médico y periodista Pedro Pascasio Fernández Sardinó, autor de la publicación, estuvo encarcelado y con el que María del Carmen contrajo matrimonio durante el cautiverio. Al salir en libertad, su marido continuó la publicación y ella abandonó toda actividad. En 1823, con el fin del trienio liberal, la pareja se refugió en Londres y ahí se les pierde la pista dos años después.

También hay quehacer referencia a Eulàlia Ferrer i Montserrat (Barcelona 1790-1841) de familia de impresores y libreros, que heredó el negocio familiar con doce años. Se casó con otro impresor y librero Antoni Brusi Mirabent, fundador y director de “El Diario de Barcelona” y a su muerte se hizo cargo de la dirección del periódico.

Las primeras feministas organizadas

 

El final de siglo XIX fue de un activismo feminista extraordinario, hasta el punto que se hablaba de “la República de las Librepensadoras” para referirse a un nutrido grupo de colaboradoras habituales del semanario “Las Dominicales del Librepensamiento” que a través de ese medio hicieron visible su feminismo anticlerical y librepensador enfrentando el machismo dominante. En Barcelona existía un grupo muy activo al que se fueron incorporando mujeres que habían llegado desde Málaga como Dolores Zea o desde Sevilla, de donde provenían Amalia Domingo y Ángeles López de Ayala.

Es Amalia Domingo quien dirige la primera publicación hecha por y para mujeres, “La Luz del Porvenir”, que aparece en 1879. El semanario espiritista se imprime durante los cinco primeros años en los talleres de Juan Torrents i Coral, en la Rambla de Poblenou, que es quien lo edita y financia. En sus páginas publican sus opiniones mujeres de toda clase y condición, repartidas por todo el país (recordemos que “el país” por entonces incluía Cuba, Puerto Rico o Filipinas) y por otros países de América Latina como Argentina, Uruguay y Méjico.

La década de 1880 supuso un avance importante para la educación laica. Precisamente en ese año se crea la Sociedad Catalana de Amigos de la Enseñanza Laica, una entidad masónica que agrupaba a nueve escuelas laicas de las once existentes. En marzo de 1881 la revista “Los tres puntos” informa de la apertura de una nueva en Barcelona y a principios de 1882 se abre otra escuela laica entre Sant Martí y Pueblo Nuevo.

En Barcelona se crea la “Sociedad Autónoma de Trabajadoras de Barcelona y su Llano” en 1891 que agrupa a un colectivo de mujeres masonas, anarquistas, librepensadoras, teósofas, espiritistas, socialistas, feministas y republicanas dedicadas a la educación laica y racionalista de la mujer. Fue impulsada por Teresa Claramunt, obrera textil y la camisera Joaquina Matas. Tuvieron el apoyo de Amalia Domingo Soler y la dramaturga feminista Ángeles López de Ayala que, junto a Claramunt, eran afiliadas a la masonería e integrantes de la logia Lealtad de Gracia. También fundaron escuelas laicas Teresa Fabra, Julia Aymà i Morsa, de la logia Hijos del Trabajo o Dolores Zea Urbano, de la logia Constancia, que creó la Escuela Libre “Flammarion” en homenaje a un astrónomo espiritista francés que se dedicó a la divulgación científica en la última década del siglo XIX.

También destaca Clotilde Cerdà i Bosch, hija del urbanista y la pintora Clotilde Bosch, brillante concertista de arpa, feminista y masona que, con el apoyo de Dolors Aleu (primera mujer licenciada en medicina de España) creó en 1885 la “Academia para la Ilustración de la Mujer”. Esta institución era la continuación de la obra que en Barcelona inició el cervantista Nicolás Díaz de Benjumea con la creación en 1883 de “La Ilustración de la Mujer”, publicación quincenal en la que, además de las mencionadas, publicaron artículos Dolors Monserdà, Mª Josefa Massanés, María Mendoza y otras.

Merece la pena dedicar unas líneas a este ilustre y casi desconocido intelectual sevillano que pasó sus últimos años en Barcelona, donde falleció en 1884. Director en Madrid de “El Museo Universal”, ya en 1868 manifestó su apoyo decidido a “la gran revolución en favor del bello sexo”. Sobre este tema escribió una serie de doce artículos en 1878 y 79 que fueron publicados en la revista “Cádiz” de Patrocinio de Biedma, algunos como “O votos o rejas” significaron un claro y contundente apoyo a la causa sufragista y feminista. En el primer número de “La Ilustración de la Mujer” (01/06/1883) aparece un artículo “Nuestro programa”, sin firma pero atribuido a Benjumea, que viene a ser un manifiesto en el que se establece la línea ideológica de la publicación barcelonesa.

Denuncia que el tema de la liberación de la mujer no ha sido tratado con seriedad, ha sido objeto de “algazara y mofa” por parte de una sociedad misógina. La publicación ofrece una “Instrucción varia y deleitosa” con la aspiración de ser un instrumento útil para la mujer en su proceso de liberación. Pese a tener un marco teórico claro, hay ciertas concesiones a la frivolidad burguesa como suplementos dedicados a patrones y figurines de la moda femenina. Su estilo y lenguaje moderado dista mucho del empleado por las feministas anarquistas como Teresa Claramunt o la Guillermina Rojas, de oratoria incendiaria, que impulsó la Primera Internacional.

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“Para la consecución de los ideales hace falta rebeldía. Esa santa emulación que conduce al triunfo.”

Belén Sárraga

 

Al grupo de mujeres que hemos citado se añadieron otras recién llegadas a Barcelona como Belén Sárraga Hernán-dez, joven vallisoletana de familia masónica y burguesa, que presidió con solo veinte años la “Asociación de Mujeres Librepensadoras”, fundada en 1896. Estas activistas recorrieron la geografía española difundiendo un modelo de sociedad igualitaria en el que la mujer

es protagonista de su proceso de liberación frente a la invasión clerical de la vida civil y contra la dominación patriarcal. Hay que hacer mención al grupo de mujeres masonas formado por Guiller-mina Rojas, las hermanas Carvia, Margarita Pérez de Celis y Mª Josefa Zapata que desde Cádiz realizaron un gran trabajo de educación y divulgación del ideario feminista a través de escuelas laicas o publicaciones como “los Pensiles”.

Las reivindicaciones de género de las mujeres liberta-rias finiseculares no eran comprendidas ni siquiera por sus propios compañeros anarcosindicalistas, lo que obligó a Soledad Gustavo (madre de Federica Montseny) a posicionarse en su defensa, haciendo de esta cuestión su caballo de batalla. Instituciones como la universidad estaban vetadas para las mujeres, también la masonería, hasta entonces exclusivamente masculina, se vieron forzadas a aceptar en su seno a las mujeres, inicialmente en las logias de adopción pero pronto llegaron a ocupar cargos relevantes, como Teresa Fabra de Abela, maestra laica en una escuela del barrio del Raval, que alcanzó el grado de Gran Maestra de la Masonería Mixta. El activismo de esta avanzadilla feminista generó múltiples denuncias, procesos y detenciones, así comprobamos que Ángeles López de Ayala fue denunciada en ocho ocasiones y tres veces encarcelada. A Belén Sárraga, directora del periódico “La Conciencia Libre”, se le abrieron en 1897 diecisiete procesos judiciales y fue encarcelada en Valencia por promover una campaña contra la guerra en Cuba. Modesta Periú, activista zaragozana, fue encarcelada por sus escritos antimo-nárquicos y liberada para morir de tuberculosis.

El avance del feminismo y la creciente dedicación a la educación igualitaria y laica de las mujeres más vanguardis-tas, provocó una contraofensiva clerical en la que la iglesia católica promovió la creación de órdenes religiosas dirigidas a neutralizar tan perniciosa ideología. Una muestra de ello lo encontramos en la información de “El Católico” fechada en diciembre de 1886 en la que se pretende la reconquista del terreno espiritual perdido en “la barriada” de San Martín de Provensals.

Aparecen congregaciones religiosas dedicadas a la educación y formación moral de las niñas, las Vedrunas (1826), Escolapias (1829), Corazón de María (1848), Dominicas (1856), Franciscanas (1889) y Concepcionistas (1892). No es casual que muchas de ellas se instalaran en barrios obreros de zonas industriales, donde las mujeres se empezaban a organizar en los nuevos movimientos que incorporaban la igualdad de género en su ideario. Algunas empresas textiles facilitaron la instalación de colegios regentados por estas congregaciones en sus colonias del Llobregat. Un ejemplo lo tenemos en la escuela de las Dominicas de la Colonia Vidal de Puig-Reig.

En Sant Martí de Provençals, “este pueblo tan trabajado por los sectarios del error” (según la jerarquía eclesiástica) las Escolapias se instalaron en 1862, tenían su casa-noviciado y aquí celebraron su Capítulo General en 1895. En 1889 las Franciscanas ponen la primera piedra de su convento del Paseo del Triunfo para dedicarse a la enseñanza. También en esta última década se establecieron en Sant Martí las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, muy interesadas también en la educación de las niñas. En 1898 se inauguró el colegio “Mare de Déu dels Àngels” en La Sagrera, regentado por las Misioneras de Nazaret y dedicado también a la educación femenina, actividad que continúa en la actualidad.

Parece que la labor de formar a la mujer como “ángeles del hogar”, piadosas y sumisas no acabó de calar entre las combativas obreras que participaron en movilizaciones políticas y sindicales como la que tuvo lugar en 1889 contra la anexión a Barcelona, que al parecer también tenía un carácter festivo. En otras ocasiones pusieron en práctica una férrea solidaridad de género y de clase ante cualquier agresión. La prensa de la época (1892) informa de una huelga de tres mil trabajadoras por la detención de seis compañeras que formaban parte de un piquete de huelga. El conflicto se resolvió tres días después cuando las detenidas fueron liberadas. Con la unión de sus fuerzas y sin sutilezas enfrentaron los conflictos conscientes de su poder. Lo vemos en esta noticia de “El Católico Balear” del 17 de junio de 1892.

Tampoco era eso, debieron pensar los más progresistas defensores del “bello sexo”, pero la mecha feminista ya estaba encendida para la entrada en el nuevo siglo.

A galope entre dos siglos

El feminismo se había manifestado de manera clara y contundente una vez más en Cádiz, que siguió siendo la puerta de entrada a España de la modernidad europea y germen de movimientos revolucionarios como la masonería, el socialismo fourierista o el espiritismo. Allí aparecieron “los Pensiles” (1856-1866) que durante diez años de cierres y persecuciones mantuvieron su presencia con diferentes nombres: “El Pensil Gaditano”, cerrado por la censura, “El Pensil de Iberia” continuó su publicación con una serie de artículos titulados “La Mujer y la Sociedad” firmados con el seudónimo Rosa Marina, incorporó también artículos de hombres progresistas como Pi i Margall o Fernando Garrido. "El Nuevo Pensil de Iberia" publicó un artículo donde se comenta la opinión de Fourier sobre las mujeres, criticando el sistema que las priva de educación. Volvió “El Pensil de Iberia” pero las dificultades económicas y la censura aceleraron su cierre.“La Buena Nueva” fue la última publicación, estaba dirigida por Mª Josefa Zapata, aunque fue Margarita Pérez de Celis quien dirigió las anteriores publicaciones.

El último cuarto del siglo las mujeres rompieron las barreras sociales y su opinión escrita se tradujo en experiencias organizativas como la “Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona y su llano”, creada en 1891 por Teresa Claramunt, Ángeles López de Ayala y Amalia Domingo. Por su parte Belén Sárraga se desplazó de Barcelona a Valencia donde en 1895 fundó la Federación de Grupos Femeninos y la publicación “La Conciencia Libre”. Un año después regresó a Barcelona para impulsar la Asociación de Mujeres Librepensadoras, lo que provocó su detención y la prohibición de la asociación. La per-secución fue implacable y Belén optó en 1907 por el autoexilio a Uruguay, allí empezó su periplo por Latinoamérica donde extendió sus ideas de feminismo libertario por Argentina, Chile y finalmente Méjico.

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En los últimos años del siglo XIX nació la Sociedad Pro-gresiva Femenina de Barcelona (1898-1926), fundada por Ángeles López de Ayala. Su objetivo era la difusión de la cul-tura y la defensa de la emancipación moral, intelectual y eco-nómica de la mujer, en base a los principios republicanos de libertad, igualdad y fraternidad. Fundó escuelas laicas para niñas durante el día y para adultos por la noche, por lo general estaban sostenidas por las logias masónicas.

Ángeles creó la “Cruz Roja Laica”, un proyecto surgido a raíz de la Semana Trágica, que hace su presentación el tres de mayo de 1914, fecha en que se celebró el Día de la Paz. Realizó cursillos en los que se impartieron las nociones básicas de enfermería y abrió dispensarios en Gràcia. Pretendió ser alternativa a un servicio sanitario bajo control de órdenes religiosas (Hermanas de la Caridad y Siervas de María) a través de un cuerpo de enfermeras laicas. Como consecuencia de las presiones clericales el gobernador civil prohibió usar la denominación “Cruz Roja Laica” que fue sustituida por “Nivel Rojo”.

Los primeros años del siglo fueron trepidantes, la prensa progresista española contempló con asombro el poderío creciente de las mujeres. Lo comprobamos en la publicación burgalesa “El Papa-moscas”del ocho de diciembre del año 1901 cuando informa de un “meeting” anarquista en Sant Martí de Provençals: “Al acto acudieron más de seiscientas mujeres y cincuenta hombres. Las primeras se distinguieron por la energía de la frase y los atrevimientos de concepto de sus discursos. Los últimos nada hicieron de notable. Progresamos: el movimiento evolutivo es indiscutible.”

 

En Sant Martí de Provençals “la Progresiva” tenía una delegación, posiblemente se trataba de la “Unión Femenina de Sant Martí de Provençals”, establecida en la calle Enna, número 165, primer piso, que en 1901 buscaba una profesora libre para dedicarse a la enseñanza laica. También eran maestras y enfermeras laicas la andaluza María Marín que atendía el barrio de Pekín y Paquita Duaigües que desarrollaba la misma labor en el Somorrostro. Estos dos barrios del antiguo municipio de Sant Martí eran extremadamente pobres, habitados por emigrantes que llegaban del campo para buscar trabajo en las fábricas, pescadores chinos y filipinos, gitanos y otros colectivos en situación de desempleo y miseria.

 

La Sociedad Progresiva tenía como órgano de expresión “El Gladiador”, que cambió de nombre cuando tuvo lugar la “Semana Trágica” y pasó a llamarse “El Libertador”, a través del cual se convocó a la primera manifestación de mujeres celebrada en el año 1910 en reivindicación de sus derechos políticos.

Las Damas de la Cruz Roja Laica o del “Nivel Rojo” iniciaron su actividad en 1914, con personal de guardia permanente y registrando con detalle sus intervenciones sanitarias. Un año después se creó la Escuela de Enfermería de la que tres años más tarde salió la primera promoción de enfermeras tituladas. “La Progresiva” también contó con un orfeón y una compañía de teatro que actuaban en centros y ateneos obreros. La participación en su seno de las Damas Radicales acabó identificando la Asociación con el Partido Radical de Lerroux. “La Progresiva” se mantuvo activa hasta el año 1920.

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